En la parranda de San Pedro se reza, canta, baila y come Teretere

El 29 de junio se celebra la fiesta de San Pedro y San Pablo. Las poblaciones de Guatire y Guarenas, en el estado Miranda, veneran al santo portador de las llaves del cielo y la toman como el día más importante del año. La fiesta viene de la época colonial y  recuerda cuando la esclava María Ignacia le prometió  a San Pedro que le bailaría en su día si sanaba a su hija. La niña sanó, pero ella enfermó y para cumplir su promesa su esposo se vistió de mujer y fue a cumplir su palabra.

Actualmente, la festividad más famosa y colorida es la de Guatire. La parranda  está integrada por los Sanpedreños (que tiñen su cara de negro), los tucusitos (los niños que acompañan a la esclava) y María Ignacia, interpretada por un hombre de la comunidad, quien lleva una muñeca de trapo que simboliza a su hija.  Como hay varios grupos de parranda, en una misma ceremonia participan varios grupos y cada uno tiene todos los personajes mencionados. Es increíble ver cuando coinciden tres o cuatros María Ignacia, con vestidos de flores, encajes, trenzas, sobreros, la boca pintada y mucho colorete.

Se trata de una fiesta alegre, emotiva, toda la misa se entonan coplas alusivas a los deseos de la comunidad hacia Dios, San Pedro, incluso a las autoridades regionales presentes en el lugar. Cuenta con un coro bien ensayado, acompañados por tambores de varios tipos, bajo, cuatro, maracas. Imposible evitar que el cuerpo se mueva. Es que los venezolanos bailamos hasta cuando rezamos.

Después de la eucaristía, comienza una procesión donde se canta y baila durante horas. Algunas madres le piden a María Ignacia que les cargue a los niños para que tengan protección y salud. En algún momento se encuentran con un «enfiestado» San Juan, quien lleva una semana celebrando (desde el 24 de junio). Los cantos, bailes y promesas no paran durante el día, en medio del calor y el sol que no dan respiro, ni tregua.

En Guatire, para la ocasión se prepara un plato llamado «Teretere», que consiste un guiso de vísceras de res y cochino bien aliñadas, acompañado de carne mechada, caraotas negras y bollitos aliñados. Por ejemplo, en el Centro Cultura Andrés Eloy Blanco, el día antes se dedica a la preparación del plato para más de 200 personas. Entonces, a las nueve de la mañana todos han comido para aguantar la larga jornada.

No pude evitar emocionarme con la devoción de los Guatireños y el respeto a su tradición donde participan familias enteras. Allí no hay improvisación, muy por el contrario, horas de ensayo, planificación y compromiso. A los niños que apenas saben hablar, ya los visten de Sanpedreños hasta los señores ancianos. Se trata de una tradición que está más viva que nunca.

Nota: muchas gracias a mi amiga la periodista Doris Barrios, quien con tanto entusiasmo y compromiso, me invita a participar en estas celebraciones.