En estos días es muy común escuchar de gente que «se va». Cada vez que eso pasa es imposible dejar de sentir una punzada en el corazón, una incomodidad, un ápice de tristeza. Pero si la persona que «se va» goza de mi admiración y cariño, multipliquen todas esas sensaciones.
En estos días escribía que la gastronomía venezolana goza de buena salud, a pesar de la escasez, el caos, la inflación y hasta la desesperanza.Pero eso ha pasado porque muchos cocineros le han puesto ingenio y mística a sus propuestas. Toman lo que hay, lo que se consigue, le dan la vuelta, retoman los sabores y recetas de siempre; entonces, le imprimen un aire de modernidad. En algunos casos, hasta un toque de humor y haciendo literalmente de tripas corazón, le ponen un mundo al plato para que llegue impecable al comensal.
La chef Astrid Quevedo, alma y corazón de Chacao Bistró ya no estará frente a sus fogones, pero además es de las que «se va». Sus motivos son sus motivos. Sus circunstancias son sus circunstancias. En este caso, es una colega más que «se va» a buscar otras oportunidades, como pasa con muchos compatriotas en estos días. Bien me respondió, «Chacao Bistró queda en buenas manos». Eso ni siquiera lo pongo en duda.
Siempre me ha gustado su trabajo: bien elaborado, honesto, creativo, colorido y sabroso. Astrid es una cocinera a carta cabal, de las que se bate en la candela. Desde el primer momento, hemos sentido empatía y respeto por el trabajo mutuo. Así que desde este espacio, solo me queda desearle a Astrid toda la prosperidad y felicidad necesaria y anhelada. Estoy segura que nuestros guisos tendrán una embajadora excepcional en otras latitudes. Buen viaje, nos estamos viendo!
Historias de Sobre Mesa 
Qué lástima, Vanessa, acabé de almorzar el viernes allí, honesto, impecable y gustoso, como siempre. Espero que sobreviva a su partida la calidad que le conocimos. Mi pareja lo va a extrañar. Hicimos nuestro ese restaurante.