En Latinoamérica y el Caribe el movimiento bean to bar inspiró a chocolateros, productores y amantes del cacao a dar un paso más allá. “Vengo del negocio del café y siempre pensé que en Colombia debía haber otros productos con el mismo potencial, que se pudiese desarrollar hacia afuera. El cacao era un modelo perfecto que se alineaba con mi motivación personal”, expresa el chocolatier colombiano Carlos Ignacio Velasco de Cacao Hunters.
Por su parte, la venezolana Claudia Franceschi de chocolates Franceschi, argumenta, “mi familia tiene más de 185 años produciendo y exportando cacao. A la Hacienda San José en la península de Paria, la han visitado los expertos más relevantes del mundo. En 2009 después de analizarlo y asesorarnos bien, decidimos hacer chocolate. Mi papá y mis tíos le dedicaron años a la recuperación e identificación de variedades del oriente venezolano. Comenzamos prácticamente en la cocina de mi casa, luego nos apoyó Domori. El cacao es como el ser humano, se puede sacar lo mejor y lo peor de él. Cada tipo tiene su tiempo de fermentación, tostado y aroma particular. La habilidad y talento del chocolatero está en encontrar el punto”. Sigue leyendo